A la hora de tomar la decisión de comprarte un vehículo nuevo, hay múltiples factores que pueden inclinar la balanza de uno u otro lado y la futura depreciación del vehículo puede ser un factor determinante en esa decisión.
A su vez, la depreciación de cada vehículo depende de multitud de factores, pero los datos que arroja el mercado son esclarecedores en muchas ocasiones. Por ejemplo, es evidente que un motor diesel soporta mucho mejor el paso del tiempo y de los kilómetros que un gasolina y ello se traduce en una pérdida de valor de entre un 3% y un 5% menor. Y así ocurre con factores como el kilometraje, el consumo de combustible, el mantenimiento que ha tenido el coche, la economía en un determinado momento e incluso el color.
La marca es uno de los factores más influyentes a la hora de que un coche pierda su valor inicial con mayor o menor rapidez con el paso del tiempo. Con los números en la mano, un vehículo de una marca como BMW, que ofrece una fiabilidad alta, perderá su valor más lentamente que otra con peor historial. .
Otro de los factores determinantes a tener en cuenta es el valor residual del vehículo. Con ello nos referimos al importe que puede percibir el propietario de un vehículo usado cuando lo vende. Se trata del precio que puede alcanzar dicho vehículo en el mercado en función básicamente de cuál sea su antigüedad, su estado de conservación, y también en función de las leyes del mercado.
Por ello, entre los coches que mantienen un valor residual más alto (y por tanto menos se devalúan) transcurridos los tres primeros años de vida y los 100.000 Km, encontramos un buen número de modelos de la marca alemana entre los que destacan el todoterreno BMW X3 o el BMW Z4 que mantienen un 52% de valor residual.
Además de poder experimentar el placer de conducir, la conclusión es clara: comprar un BMW es una buena inversión.